En el capítulo referido al mes de Junio, titulado bajo el nombre de "Masa para hacer fósforos", John explica a Tita que podemos encontrar estos componentes directamente en el cuerpo humano, y relata una historia que Luz Del Amanecer le habría enseñado, que será luego de vital importancia para comprender el desenlace del libro.
"Si bien todos nacemos con una caja de cerillos en nuestro interior, no los podemos encender solos, necesitamos [...] oxígeno y la ayuda de una vela. Sólo que en este caso el oxígeno tiene que provenir, por ejemplo, del aliento de la persona amada; la vela puede ser cualquier tipo de alimento, música [...] que haga disparar el detonador y así encender uno de los cerillos. [...] Cada persona tiene que descubrir cuáles son sus detonadores para poder vivir. [...] Si uno no descubre a tiempo cuáles son sus detonadores, la caja de cerillos se humedece y ya nunca podremos encender un solo fósforo.
"-Claro que también hay que poner mucho cuidado en ir encendiendo los cerillos uno por uno. Porque si por una emoción muy fuerte se llegan a encender todos de un solo golpe [...] ante nuestros ojos aparece un túnel esplendoroso que nos muestra el camino que olvidamos al momento de nacer y que nos llama a reencontrarnos con nuestro origen divino"1
1John Brown, pág. 85
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