Qué extraño el tiempo con esa capacidad para demorar cada instante o apresurarnos con súbitos acelerones que cortan la respiración. Hoy volví a casa. Bilbao me recibió con un arco iris que me reconfortó. Pero el frio cortaba el aire y enseguida el cielo descargó toda su mala leche, dejando desierta la ciudad en fiestas. Solo un respiro, una pequeña benevolencia para que el maestro pirotécnico pudiera mostrar su arte. Atrás dejé el verano que se me fue en un suspiro, mi mar adorado, el cielo azul, los días regalados y los besos de mi familia del sol. Se fue una vez más y me abruma ese transcurrir imparable del tiempo. Esa maldita sensación de no haberlo saboreado un poquito más. Igual, dejé atrás un arco iris y me recibió otro, cada lado del arco, del Mediterránero al Cantábrico. Me fascina cuando el mundo planea las cosas de ese modo.
Stella
Stella
1 comentario:
Gracias Stella,Peñiscolinda te espera desde ahora,no añores va!
Cuenta los días y las horas pero volverás pronto
Besos de
Mía
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