Wislawa Szymborska
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Posibilidades
Prefiero el cine.
Prefiero los gatos.
Prefiero los robles a orillas del río.
Prefiero Dickens a Dostoievski.
Prefiero que me guste la gente
a amar a la humanidad.
Prefiero tener en la mano hilo y aguja.
Prefiero no afirmar
que la razón es la culpable de todo.
Prefiero las excepciones.
Prefiero salir antes.
Con los médicos prefiero hablar de otra cosa.
Prefiero las viejas ilustraciones.
Prefiero lo ridículo de escribir poemas
a lo ridículo de no escribirlos.
En el amor prefiero los aniversarios
que se celebran todos los días.
Prefiero a los moralistas
que no me prometen nada.
Prefiero la bondad del sabio a la del demasiado crédulo.
Prefiero la tierra vestida de civil.
Prefiero los países conquistados a los conquistadores.
Prefiero tener reservas.
Prefiero el infierno del caos al infierno del orden.
Prefiero los cuentos de Grimm a las primeras planas
del periódico.
Prefiero las hojas sin flores a la flor sin hojas.
Prefiero los perros con la cola sin cortar.
Prefiero los ojos claros porque los tengo oscuros.
Prefiero los cajones.
Prefiero muchas cosas que aquí no he mencionado
a muchas otras que tampoco he dicho.
Prefiero el cero solo
al que hace cola en una cifra.
Prefiero el tiempo de los insectos al tiempo de las estrellas.
Prefiero tocar madera.
Prefiero no preguntar cuánto me queda y cuándo.
Prefiero tomar en cuenta incluso la posibilidad
de que todo tiene una razón de ser.
Wislawa Szymborska
María Teresa Nuñez |
Sobre las preferencias de Wislawa Szymborska, debo ratificar mis gustos Me gusta el teatro más que el cine. El teatro es activo, directo, puedes tocar, puedes reir con el que rie y llorar cuando en el escenario lloran. A veces, si gritas "¡bravo!", incluso percibes la satisfacción de quienes están sobre el escenario. Se abre un diálogo entre ellos y tú sin necesidad de palabras. Sí, me gusta el teatro. Me gustan los perros, no los gatos. El gato es un felino con complejo de inferioridad. Si fuese más grande, sería tan voraz como un tigre. El gato es el único animal que traiciona a su dueño, que lo ataca por comida, que le impone su territorialidad. El perro, en cambio, es fiel. Puede morir por su dueño. Puede sufrir de tristeza si él no está y acompañarle a la tumba. Sí, me gustan los perros. Me gustan los álamos. Nunca he visto robles a orillas de un río. Sólo álamos. Machado los nombró: "conmigo vais, mi corazón os lleva" dijo de los álamos a orillas del Duero. El roble puede ser fuerte, pero el álamo es grácil y elegante, el álamo es un sueño mecido por todos los vientos. Sí, me gustan los álamos. Me gusta Pablo Neruda. Las historias de Dickens son trágicas, siempre hay niños que sufren enormidades y cuya infancia se arruina por malos tratos y recuerdos terribles. Y de Dostoievski sólo me ha quedado la gente inútil, los absurdos sin sentido que sufren hasta morir. Neruda, en cambio, aunque sufra, parece que ríe. Neruda contagia su latido, es como un corazón grande con una cuenta corriente en el mundo. Sí, me gusta Neruda. Prefiero amar a la humanidad a que me guste la gente. El amor es un sentimiento potente, que todo lo llena. Cuando amas a la humanidad te amas un poco más a ti mismo, amas lo bueno y lo malo que tú mismo tienes y amas a los demás con todos sus defectos, o casi se diría que precisamente por sus defectos los amas. Me gusta tener en las manos un bolígrafo y dar gracias cuando surgen las palabras. El hilo y la aguja se sujetan por su propio peso, los dejas en un sitio y los reincorporas dos dias despues sin que hayan sufrido extravío. Pero la idea que tu bolígrafo no capte en un segundo, esa se escapa por toda una eternidad. Por eso me gusta tener siempre en las manos un bolígrafo y agradecer que no huyan las ideas. Me gusta ir contra la razón y oponerle el sentimiento. Sentir es cosa de un instante. Por eso, vale más sentir que razonar. Vale más ser corazón que cerebro. Sí, me gusta el sentimiento. Me gusta salir la última. Seguir a los demás, confundirme en el marasmo de los otros. No quiero encabezar grupos. Quiero ser parte de ellos. Sí, me gusta ser la última. Me gusta hablar la verdad con los médicos. Si la muerte espera en la puerta, me gusta abrirle paso y servirle un vaso de vino como a una buena amiga. Sí, me gustan los médicos cuya voz no tiembla si me dicen que voy a morir. Y así podría seguir diciendo que: me gusta la poesía, y me gusta prometer aunque luego no cumpla, y me gusta que en el amor no haya aniversarios para ignorar que el tiempo pasa, y me gusta estar entre hombres que no son ni sabios ni crédulos, y me gusta la tierra que solo es tierra simplemente, y me gustan los países que nunca se dejan conquistar, y me gusta el caos sin infierno, y me gustan las flores a secas con toda su hermosura, y me gustan los ojos claros porque yo los tengo claros, y me gusta el cero porque es el único que me da valor cuando lo coloco a mi derecha Y prefiero las excepciones, oh, en esto coincidimos, querida Wislawa... las viejas ilustraciones. el tiempo de los insectos tocar madera, que todo tenga razón de ser A mi amiga Mia, de todo corazón siempre, Besos Teresa Núñez |
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