A la noche bebí todas las estrellas
y fueron racimos encendidos
los puños y senos míos
Volviendo sin hastíos ni querellas
voy repartiendo cascabeles rotos
de mi amarilla dedalera
en un mundo ignoto
y fueron racimos encendidos
los puños y senos míos
Volviendo sin hastíos ni querellas
voy repartiendo cascabeles rotos
de mi amarilla dedalera
en un mundo ignoto
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